El número de muertos ocasionado por el fuego es desconocido, aunque tradicionalmente se piensa que fue un número pequeño, ya que sólo se registraron seis muertos. Este razonamiento ha sido recientemente cuestionado por considerar que las muertes de pobres y personas de clase media no estaban registradas en ningún lugar, y el calor del fuego pudo haber incinerado a muchas víctimas sin dejar restos reconocibles. El Gran Incendio comenzó en la panadería de Thomas Farriner (o Farynor) en Pudding Lane, poco después de la medianoche del domingo 2 de septiembre, y se extendió rápidamente hacia el oeste de la ciudad de Londres (La City). El uso de las principales técnicas de apagar incendios de la época o la creación de cortafuegos por medio de la demolición, fueron retrasados debido a la indecisión del Alcalde de la ciudad (Lord Mayor of London), Sir Thomas Bloodworth. En el momento que se ordenaron las demoliciones a gran escala la noche del domingo, el viento ya había avivado en fuego en la panadería siendo ineficaces dichas medidas. El lunes el fuego avanzó hacia el norte dentro del corazón de la ciudad. El orden en las calles se rompió debido a la existencia de rumores que decían que ciertos extranjeros habían provocado el incendio. Este temor se centró en los franceses y holandeses, enemigos de Inglaterra en la Segunda Guerra Anglo-Holandesa que se encontraba en curso. Estos grupos importantes de inmigrantes se convirtieron en víctimas de linchamientos y de violencia callejera. El martes, el fuego se extendió sobre la mayor parte de la ciudad, destruyendo la Catedral de St.Paul, y llegando hasta “River Fleet (uno de los mayores ríos subterráneos de Londres)” amenazando la corte de Whitehall de Charles II, mientras que los esfuerzos coordinados de la lucha contra incendios fueron movilizados simultáneamente.
LONDRES EN LA DECADA DE 1660En la década de 1660, Londres era por mucho la ciudad más grande del Reino Unido, y se estimaba que tenía alrededor de medio millón de habitantes. Comparando a Londres con la magnificencia barroca de París, John Evelyn la llamó “Congestión de casas de madera”, y expresó su alarma por el peligro de incendio que suponía la madera y la congestión de gente. Evelyn decía que era una ciudad no planificada e improvisada, debido al crecimiento y a la expansión urbana no reglamentada de la misma. Siendo un asentamiento romano durante cuatro siglos, Londres se convirtió en una superpoblación dentro de sus murallas defensivas. Además, se empujaba hacia el exterior de dichas murallas en extramuros miserables y barrios pobres como Shoredith, Holborn y Southwark, llegando lo suficientemente lejos como para incluir a la independiente Ciudad de Westminster.
A finales del siglo XVII, la propia ciudad, la zona delimitada por la muralla y el río Támesis, era sólo una parte de Londres, cubriendo un área de unos 2,8 km2 (1,1 milla cuadrada) y acogiendo a unas 80.000 personas, una sexta parte de los habitantes de Londres. La ciudad estaba rodeada por un anillo de los suburbios interiores, donde vivían la mayoría de los londinenses. La ciudad (la City) era, al igual que ahora, el corazón comercial de la ciudad, y fue el mercado más grande y el puerto de mayor actividad en Inglaterra, dominada por el comercio y las clases manufactureras. La aristocracia rechazaba la ciudad y vivía tanto en el campo más lejos de los barrios pobres, o en el distrito exclusivo de Westminster (el moderno West End), el lugar donde estaba el palacio de Charles II en Whitehall. La gente rica prefería vivir a cierta distancia de las calles congestionadas, contaminadas e insalubres, especialmente después de la devastadora peste bubónica del año 1665. La relación entre la ciudad y la corona era muy tensa. Durante la Guerra Civil (1642-1651), la ciudad de Londres había sido un bastión de los republicanos, y la capital rica y económicamente dinámica todavía tenía el potencial para ser una amenaza para Charles II, como ha quedado demostrado en varios levantamientos de los republicanos a principios de la década de 1960. Los magistrados de la ciudad eran de la generación que había luchado en la Guerra Civil, y podían recordar como el poder absoluto apropiado por Charles I había dado lugar a ese trauma nacional. Los magistrados estaban decididos a frustrar cualquier tendencia similar por parte de su hijo (Charles II), y cuando el Gran Incendio amenazó la ciudad, rechazaron las ofertas que Charles hizo a los soldados, así como otros recursos. Incluso en caso de emergencia, la idea de ordenar que las tropas reales entraran dentro de la ciudad suponía una dinamita política. Entonces Charles dejó el mando al ineficaz Lord Mayor (Alcalde de la Ciudad), pero el fuego ya estaba fuera de control.
COMENTARIOS Brisa, 09/08/2016 --
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